PROUST, MARCEL
Una pequeña localidad campestre, originalmente llamada Illiers, a unos cuarenta kilómetros de Chartres, quedó transformada por los recuerdos de infancia de Proust, que la glorificaba en su obra 'A la busca del tiempo perdido' bajo el nombre de Combray. «Aquel sabor era el del trocito de magdalena que me ofrecía los domingos por la mañana en Combray [
] mi tía Léonie después de haberla mojado en su infusión de té o tila».
«Combray» es el inicio, la introducción al resto de los volúmenes que conforman 'A la busca del tiempo perdido', y es una lectura imprescindible para todo apasionado de la literatura.
«En busca del tiempo perdido es la única novela que Proust llegó a imaginar, y en la que en realidad estuvo trabajando siempre, desde mucho antes de intuir con suficiente claridad su forma y sobre todo de encontrar ese arranque a partir del cual todas las tentativas en las que había trabajado hasta entonces encontraban su lugar exacto, la trama riquísima de sus conexiones interiores».
Antonio Muñoz Molina, El País